Nacionales — 30.09.2025 —
Triple femicidio: realizaron cuatro allanamientos para dar con uno de los prófugos
La Policía Federal llevó adelante allanamientos para dar con Matías Ozorio, uno de los hombres de confianza de “Pequeño J”, el narco señalado como autor intelectual del crimen. Mientras tanto, la causa sumó nuevas detenciones e indagatorias.
La investigación por el triple femicidio narco de Florencio Varela, en el que fueron asesinadas Lara Gutiérrez (15), Brenda del Castillo (20) y Morena Verdi (20), sumó en las últimas horas cuatro allanamientos realizados en busca de Matías Ozorio, considerado uno de los principales laderos de “Pequeño J”, el presunto autor intelectual de los crímenes.
Los operativos se concretaron durante la madrugada de este martes en distintos domicilios, entre ellos en la Villa Zavaleta. Si bien se secuestraron elementos de interés para la causa, Ozorio continúa prófugo.
Por el caso ya hay siete detenidos, entre ellos Víctor Sotacuro Lázaro, arrestado el fin de semana en la ciudad fronteriza de Villazón, Bolivia, y trasladado a la Argentina. También se encuentra imputada su sobrina, Florencia Ibáñez, captada por cámaras de seguridad en el auto que habría dado apoyo a los asesinos. Ambos fueron indagados en las últimas horas por el fiscal de Homicidios Adrián Arribas.
En paralelo, la investigación recibió un nuevo elemento: una carta anónima entregada en una comisaría de la Ciudad de Buenos Aires, que señala un posible paradero de “Pequeño J”. El mensaje fue incorporado al expediente y se ordenó el relevamiento de cámaras para identificar al joven que lo llevó.
Mientras tanto, desde Bolivia se reforzaron los controles en ciudades fronterizas ante la posibilidad de que el jefe narco haya cruzado hacia ese país.
El abogado Fernando Burlando, representante de la familia de Brenda del Castillo, volvió a remarcar que el caso “es un triple crimen salvaje e inexplicable” y aseguró que “no hay dudas de que el narcotráfico dice presente en esta causa”.
El crimen de las tres jóvenes, ocurrido tras ser secuestradas con el engaño de una fiesta y luego torturadas, descuartizadas y enterradas en una vivienda de Villa Vatteone, expone una trama de violencia narco en la que todavía hay varios prófugos y múltiples líneas de investigación abiertas.