Provinciales — 26.11.2025 —
Multas internas, botellas de whisky y costillares: los detalles del esquema delictivo en la jefatura policial de Rosario
Un sistema de facturación fantasma, retornos en efectivo y castigos bizarros con costillares y whisky revelan el entramado mafioso que durante un año desvió millones de pesos del combustible destinado a patrulleros en Rosario. El jefe policial, ahora preso, era el principal beneficiario de esta red de corrupción.
El robo millonario de combustible en la Policía de Rosario dejó al descubierto un entramado mafioso liderado por altas jerarquías policiales. El sistema funcionó durante más de un año y desvió en promedio 45 millones de pesos por mes, a través de facturación apócrifa y retornos sistemáticos con complicidad de una estación de servicio.
La causa judicial, que ya tiene 14 policías imputados y detenidos, expuso detalles surrealistas. Para quienes demoraban en entregar el dinero, existía una “multas internas” administradas por la OGM (Oficina de Gestión de Multas). Los castigos eran insólitos: costillares, botellas de Johnnie Walker Blue Label (de más de $400.000) o dinero en efectivo.
La maniobra fue posible gracias a un acuerdo entre la Unidad Regional II y la estación de servicio Gas Auto Tiferno. Se sobrefacturaba combustible o directamente se facturaban cargas fantasma. Los dueños de la estación entregaban retornos quincenales en efectivo, que eran recolectados personalmente por Rodrigo Domínguez, secretario privado del entonces jefe policial Daniel Acosta.
Uno de los quiebres clave en la investigación fue el testimonio de Gerardo Ramírez, jefe de Garage y arrepentido en la causa, quien relató cómo Acosta y Domínguez diseñaron el sistema. “Me plantearon ver cómo generar dinero con las cargas de combustible”, declaró. La propuesta: agregar 2 o 3 litros por carga en cada móvil y elevar el cobro ficticio.
El esquema incluía reuniones en el comedor de la Jefatura donde Acosta “ofrecía” continuidad en los cargos a cambio de sumarse a la red. “Había que generar dinero y subirlo”, fue la consigna. Quien no cumplía, era sancionado.
Hasta patrulleros fuera de servicio figuraban como cargando combustible, según detectaron los investigadores. En julio de 2024, 85 móviles inactivos aparecieron en planillas de carga.
Cuando la Justicia avanzó, algunos imputados quemaron móviles para eliminar evidencia. A pesar de esto, los fiscales lograron reconstruir el circuito delictivo, y Acosta fue imputado por asociación ilícita, peculado, cohecho y falsedad ideológica. Domínguez, señalado como organizador, quedó también en prisión preventiva.
“Es una estructura histórica de recaudación”, había anticipado un comisario en mayo. La causa, ahora en pleno desarrollo, muestra hasta qué punto la corrupción puede institucionalizarse.
*Con información de La Política Online







