Internacionales — 25.09.2025 —
Nueva masacre en una cárcel de Ecuador dejó al menos 17 muertos
Un enfrentamiento entre prisioneros en la cárcel de Esmeraldas dejó 17 muertos este jueves. La violencia carcelaria en Ecuador ya provocó 30 muertes en los últimos tres días.
Ecuador volvió a ser escenario de violencia extrema dentro de sus prisiones. Este jueves, un enfrentamiento entre bandas narcocriminales en la cárcel de Esmeraldas dejó al menos 17 muertos, según confirmó el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI).
El centro penitenciario, ubicado en la costa norte del país, tiene capacidad para 1.100 personas, aunque en 2022 albergaba a más de 1.400 reclusos. Imágenes difundidas en redes sociales y verificadas por la agencia AFP mostraron cuerpos desmembrados, lo que recuerda los peores episodios de violencia carcelaria registrados en el país en los últimos años.
Con esta masacre, la cifra de fallecidos en el sistema penitenciario ecuatoriano asciende a 30 en apenas tres días, luego de que el lunes se produjera otro motín en la ciudad de Machala, donde murieron 13 internos y un guardia penitenciario. En ese hecho, otras 14 personas resultaron heridas.
Desde 2021, las cárceles de Ecuador se convirtieron en escenario de disputas entre organizaciones criminales, que buscan controlar negocios ilícitos y rutas del narcotráfico. En este período, alrededor de 500 presos fueron asesinados en diferentes enfrentamientos.
La violencia también se refleja en las calles: en los últimos seis años, los homicidios en el país aumentaron más de 600%, un fenómeno vinculado al rol de Ecuador como punto estratégico en el tráfico internacional de drogas. Según cifras oficiales, el 70% de la cocaína que llega a Estados Unidos pasa por puertos ecuatorianos.
En 2024, el presidente Daniel Noboa declaró el “conflicto armado interno” para enfrentar a las bandas narco, lo que habilitó la intervención militar en las cárceles y en distintas zonas del país. Aun así, las masacres no cesan.
El último episodio de violencia ocurre mientras las fuerzas de seguridad están desplegadas para garantizar el orden interno, en un contexto de paro nacional por el aumento del precio del diésel, que mantiene la tensión en las calles.